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Entre sus manos yacía su única herencia de un padre bibliófilo con tan pocos tornillos como centavos. El pergamino parecía antiguo, de cuántos años no sabría decir. Era de un color marrón muy oscuro y parecía manchado con rayas de tinta por todo lo largo. Era tan patético que lo consideraba un desperdicio tanto de papel como de tinta; la última gran muestra de locura de su progenitor, seguramente.

Tantos libros en la cabeza, tanta tinta acumulada en el índice por haber recorrido kilómetros de líneas escritas, tanta hambre que dejó de sentirla, el muy desgraciado, dejándosela toda a él.

Leer entre líneas era especialidad suya, y estaba seguro de que esta era la forma que su padre había escogido para reírse en su cara.

Cansado, padeciendo una furia fría encima del hambre y la sed, dejó el trozo de pergamino en la oxidada banca del parque; se marchó para no volver jamás, sin mirar atrás ni una sola vez.

Una pena saber leer entre líneas cuando no se sabe leerlas.

Se quedó entonces aquel tesoro muy bien enterrado en sí mismo, con miles de letras apretadas, formando palabras, formando oraciones, formando textos únicos. Lo mejor de la biblioteca mental de su padre meticulosamente escrito en treinta centímetros cuadrados.

***

Citas, cuentos y poemas. La variedad de autores más grande dentro de las posibilidades de los creadores. Libros de todos los temas, tamaños, colores y sabores.

domingo, 29 de mayo de 2011

Esperando a Godot

VLADIMIR.- ¿Qué haces?
ESTRAGON.- Contemplo la luna, como tú.
VLADIMIR.- Me refiero a tus zapatos.
ESTRAGON.- Los he dejado allí. (Pausa.) Otro vendrá, tal... tal... como yo, pero calzará un número menor, y harán su felicidad.
VLADIMIR.- Pero no puedes ir descalzo.
ESTRAGON.- Jesús lo hizo.
VLADIMIR.- ¡Jesús! ¿A qué viene esto? No pretenderás compararte con Él.
ESTRAGON.- Lo he hecho toda mi vida.
VLADIMIR.- ¡Pero si allí hacía calor! ¡Hacía buen tiempo!
ESTRAGON.- Sí. Pero te crucificaban enseguida.
[...]
VLADIMIR.- Es difícil vivir contigo, Gogo.
ESTRAGON.- Sería mejor que nos separáramos.
VLADIMIR.- Siempre dices lo mismo. Y siempre vuelves.
(Silencio.)
ESTRAGON.- Para que todo fuera bien, habría que matarme, como al otro.
VLADIMIR.- ¿Qué otro? (Pausa.) ¿Qué otro?
ESTRAGON.- Como a billones de otros.
VLADIMIR (sentencioso).- Cada cual con su cruz. (Suspira.) Al principio pesa pero cuando llega el fin uno casi ni la nota.
ESTRAGON.- Entretanto, intentemos hablar sin exaltarnos, ya que somos incapaces de callarnos.
VLADIMIR.- Es cierto, somos incansables.
ESTRAGON.- Es para no pensar.
VLADIMIR.- Tenemos justificación.
ESTRAGON.- Es para no escuchar.
VLADIMIR.- Tenemos nuestras razones.
ESTRAGON.- Todas las voces muertas.
VLADIMIR.- Hacen un ruido de alas.
ESTRAGON.- De hojas.
VLADIMIR.- De arena.
ESTRAGON.- De hojas.
(Silencio.)
VLADIMIR.- Hablan por todas a la vez.
ESTRAGON.- Cada cual para sí.
(Silencio.)
VLADIMIR.- Más bien cuchichean.
ESTRAGON.- Murmuran.
VLADIMIR.- Susurran.
ESTRAGON.- Murmuran.
(Silencio.)
VLADIMIR.- ¿Qué dicen?
ESTRAGON.- Hablan de su vida.
VLADIMIR.- No les basta haber vivido.
ESTRAGON.- Necesitan hablar de ella.
VLADIMIR.- No les basta con estar muertas.
ESTRAGON.- No es suficiente.
[...]
ESTRAGON.- Juntos no nos las arreglamos del todo mal, ¿verdad, Didi?
VLADIMIR.- Claro que no.
ESTRAGON.- Siempre encontramos alguna cosa que nos produce la sensación de existir, ¿no es cierto, Didi?
[...]
VLADIMIR.- ¿Qué? ¿Nos vamos?
ESTRAGON.- Vamos.
(No se mueven.)

Samuel Beckett, fragmentos
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Amo Esperando a Godot. Sencillamente, lo amo. A muchos les desespera su lentitud y lo absurdo de la obra, a mí me fascinan. Puedo decir casi con total seguridad que es mi obra preferida. Los fragmentos anteriores son algunos de mis favoritos, pero toda la obra en sí es excelente. Viva el teatro de lo absurdo.
Porque todos estamos esperando
A Godot.

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