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Entre sus manos yacía su única herencia de un padre bibliófilo con tan pocos tornillos como centavos. El pergamino parecía antiguo, de cuántos años no sabría decir. Era de un color marrón muy oscuro y parecía manchado con rayas de tinta por todo lo largo. Era tan patético que lo consideraba un desperdicio tanto de papel como de tinta; la última gran muestra de locura de su progenitor, seguramente.

Tantos libros en la cabeza, tanta tinta acumulada en el índice por haber recorrido kilómetros de líneas escritas, tanta hambre que dejó de sentirla, el muy desgraciado, dejándosela toda a él.

Leer entre líneas era especialidad suya, y estaba seguro de que esta era la forma que su padre había escogido para reírse en su cara.

Cansado, padeciendo una furia fría encima del hambre y la sed, dejó el trozo de pergamino en la oxidada banca del parque; se marchó para no volver jamás, sin mirar atrás ni una sola vez.

Una pena saber leer entre líneas cuando no se sabe leerlas.

Se quedó entonces aquel tesoro muy bien enterrado en sí mismo, con miles de letras apretadas, formando palabras, formando oraciones, formando textos únicos. Lo mejor de la biblioteca mental de su padre meticulosamente escrito en treinta centímetros cuadrados.

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Citas, cuentos y poemas. La variedad de autores más grande dentro de las posibilidades de los creadores. Libros de todos los temas, tamaños, colores y sabores.

lunes, 11 de febrero de 2013

"Desde la muerte de su padre, Cemí asociaba toda separación a la idea de la muerte. El regreso de toda partida, era la ausencia del morir. A medida que fueron pasando los años, paradojalmente, esa sensación de muerte, que se entrelazaba a sus estados de laxitud, a los comienzos de toda somnolencia, o a la resistencia de un hastío que no se doblega, lo fueron llevando, al cobrar conciencia de esos estados de abstemia, a sentir la vida como una planicie, sobre la que se desenvuelve un espeso zumbido, sin comienzo, sin finalidad, expresión para esos estados de ánimo que redujo con los años, hasta decir con sencillez que la vida era un bulto muy atado, que se desataba al caer en la eternidad." (Lezama Lima, "Paradiso") ................................................................................................................................................................ Un libro indescriptiblemente dificil y oblicuo pero que está lleno de momentos como éstos. Lezama Lima tiene una forma de describir muy diferente a todo lo demás que he leído. Paradiso es una especie de combinación de poesía, prosa y filosofía, para mi los momentos más hermosos --los que realmente me dan algo más que pensar "¡Ésto es literatura GRANDE!" --son aquellos en donde la historia se encoge hasta los personajes. Decir que la novela es pretenciosa sería no hacerle justicia: Lezama quería que lo siguieran tratando de descifrar por años y años y, yay, lo logró. Pero lo que hizo que siguiera leyendo fue que terminé encariñándome con su personajes cuando éstos aparecían como persona y no como símbolos. He leído algunas reseñas que me dan la impresión de que aparentemente buscar seres humanos en éste libro es en sí mismo escándaloso: "¡Es algo mucho más complejo que un simple personaje como persona!" Puaj. Aquí vemos como la muerte de su padre cambia por completa la forma misma en que Cemí describe la vida, lo cuál me parece real y mucho más hermoso que la "teoría lezaniana del erotismo de la lejanía".

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